CONFESIONES

 

Los chicos siempre se han pensado que son ellos los que se llevan la peor parte en esto del baile; tienen que bailar, saber llevar e incluso sacarnos (bueno, eso es discutible, pero ya trataremos eso otro día)

Pero ninguno se ha parado a pensar  la situación desde nuestro punto de vista.

 

 

 

 

 

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 MIS PRIMERAS FIESTAS SALSERAS

 

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PARA ELLAS…..

¿QUÉ HAGO CUANDO UN CHICO ME SACA A BAILAR?

 

Lo primero que pensamos cuando un chico nos viene a sacar es: ¿me apetece bailar con él?

             – Si la respuesta es que sí (porque me ha sacado el más guapo, que baila de fábula y además me hace sentir como la reina de la pista) pues no hay ningún problema. Yo pongo mi sonrisa más radiante, me coloco el pelo, sin que me vea, para estar más mona y acepto.

             – Pero si la respuesta es no… ¿Qué puedo hacer? Y ahí radica nuestro gran dilema: ¿Bailo con el más patoso del mundo que ya me ha pisado 7 veces? ¿O le digo que no? Y si le digo que no, ¿pongo una excusa?

Esto, chicas, es el quid de la cuestión. La verdad es que dependiendo del momento yo me decanto más por una cosa u otra:

1. Aceptar bailar aunque no te apetezca, siempre es de agradecer por su parte, aunque es muy importante no poner cara de asco durante la pieza (por ocupada que esté su neurona en bailar y llevarte, se va a dar cuenta de que no estás disfrutando en absoluto)

2. Decir que no te apetece… Vale, vas a quedar como la más sincera del mundo, pero puede que el chico se sienta un poco ofendido. Tampoco hay que herir su orgullo… No será el mejor bailarín del mundo, pero no olvidemos que te ha escogido a ti, así que por lo menos buen gusto tiene, ¿no?

3. Así que si no quiero bailar con alguien yo suelo recurrir a una frase que no pueda dar pie a malas interpretaciones: mejor otra canción, que esta no me gusta. Con un poco de suerte será su preferida y pensará que aunque eres guapísima y bailas genial (y eres muy modesta) no tienes idea de música. Y no te sacará más. Con menos suerte, te sacará en cuanto suene la siguiente pieza y ahí volveremos a la pregunta del principio otra vez…. Podemos dar otra excusa, aunque, cuidado, tiene que ser una creíble (me duele la cabeza para bailar contigo, pero después no me duele para bailar con el tío buenorro no es creíble)

 

 Tengo que confesar que yo era muy facilona y siempre solía decir que sí, quejándome después de los pisotones, los tirones, etc. con las amigas. Hasta que un día me armé de valor para ser yo quien escoja y pregunte a un chico si baila (suelen sentirse tan halagados los pobrecitos que siempre te dicen que sí), entonces  ¿de verdad merece la pena pasar un mal rato, pudiendo tomar tú las riendas de la situación?