CONFESIONES

 

 

CAPÍTULO 3:  PARA ELLOS… 

¿CÓMO SACO A BAILAR A LA CHICA?

Vale, ya hemos reunido el valor suficiente para acercarnos a la chica elegida con intención de sacarla a bailar… Y ahora ¿qué? ¿Hay alguna fórmula mágica que me asegure el éxito?

 

 

 

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SMBOLO~1

Evidentemente… NO.

 

Lo siento, chicos, pero en cuanto la encuentre, la patentaré y me haré de oro. Es cierto que si eres el mejor bailarín de la fiesta y además tienes cierto parecido con el Duque ese que tanto les gusta a todas no hay posibilidad de fallar, pero soy consciente de que en este caso sólo nos podemos incluir unos pocos….

Y descartada esta posibilidad os diré que parece ser que todas las chicas agradecen un poquito de buen hacer. Me explico: en estos sitios la acústica para el diálogo no es precisamente la mejor, por lo que hay que intentar que la chica nos entienda, y no dar lugar a malos entendidos (si tú estás sacando a una y por mirar hacia otro lado ella y su amiga interpretan que quieres bailar con ellas, o te apañas en una salsa a 3, o no bailarás con ninguna, nunca).

Así que yo procuro mirar a la elegida (¡eh!, sin cara de asesino en serie o similar) y tenderle la mano mientras le digo/grito: ¿BAILAS? Es corto, sencillo y casi siempre inteligible. Cierto, alguna vez han interpretado que me ofrezco a sujetarles el bolso o la copa para que ellas se vayan a bailar con el doble del Duque, pero supongo que es un riesgo que hay que correr… Además, así estarán en deuda contigo, y cuando vuelvan es casi seguro que aceptarán bailar (en caso contrario, siempre puedes beberte su copa).

Es importante también estudiar el momento oportuno: No es buen momento para sacarla a bailar cuando ella está ligando (síííí, con el guapo ese); tampoco cuando echa una carrerrita al baño, y menos cuando está cuchicheando con sus amigas (estarán criticando y ese es un momento sagrado para las mujeres).

Y por último debemos recordar que si nos dice que sí no debemos echar a correr hacia la pista, arrastrándola detrás nuestro. Eso les demuestra cierto grado de desesperación, que no suele gustarles (les gusta menos si en esa carrera les dan varios codazos porque tú no has mirado por donde la llevas).

Recordad chicos, les encanta sentirse cuidadas y seguras, desde el primer momento del ¿bailas? (firme, con expresión de “y quién no iba a querer”) hasta el final del baile.

¿No sería una pena, después del esfuerzo mental previo, que lo estropeáramos todo aún antes de empezar?